Por Dolores Fernández
Sírvete una taza de café.
La nube liberó al sol,
y creí estar despierta
libre de pesadillas pronta
a sentarme frente la
mesa del bar aquel donde
inventamos el otoño.
Sírvete una taza de café
y acompáñame,
no te pongas los lentes
miremos a los otros como
eran en aquel tiempo.
Crujen las hojas
bajo los botines del barrendero,
es la venganza de cada día
ellas mueren bajo su poder.
Toma el café, recuerda
hablábamos del futuro,
que ya es pasado.
Emergen pesadillas,
y el sol volvió cenizas
al fénix de mis sueños.
El presente es verdugo,
y ya no tomas café
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