Doce
Campanadas
Por
Dolores Fernández
El
viejo reloj,
dejó
escuchar ,
las
doce campanadas.
Enroscada,
en solitarias sábanas,
patética
y sombría,
doy
la espalda al espejo
que
bosteza, aburrido .
Huye
el gato,
tomando por asalto
la
ventana entreabierta.
En
el jardín,
ya
no florecen lirios,
las
telarañas, tejen a destajo.
Mas
allá,
el
camino sediento,
ha
borrado,
la
huella de tus pasos.
Tu
sombra,
ya
no asombra a los pájaros.
Las campanadas,
empujan
puertas,
recorren
los rincones.
Soliviantan,
la
triste calma de la casa
Insisten
lastimeras,
sin
encontrar respuesta,
Vuelve
el silencio,
a
gritarme tu ausencia
Y
yo aquí,
hecha
un ovillo
tratando
de destejer,
mi vida entera.
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