Ingrid Garbo
Querido
Sr Humberto:
Esta
carta, es para agradecerle, los momentos compartidos y para explicarle lo
sucedido.
No
sé si usted, habrá escuchado en el pueblo, que me establecí aquí, para olvidar
mi pasado, suena a letra de tango, pero
es así.
Soy
hija de un matrimonio de actores, que según los giros de la suerte, actuaban en
el exterior, interior o barrios suburbanos. Mientras tanto, yo vivía en
colegios y eso no me hacía muy feliz.
En
cuanto me atreví, dejé volar mi imaginación, entonces mi permanencia en los
internados, se volvió caótica. A los cinco años, mojaba las camas de mis
compañeras y ataba los hábitos de las monjas.
Mis
padres me llevaban un par de días, hasta que encontraban otro lugar donde
estacionarme.
En
una temporada, brillante para mis padres, fui pupila de un renombrado
establecimiento. Harta de clausura, ropas oscuras y música sacra, decidí, dar
mi primer espectáculo. Ante los asombrados ojos, de los feligreses, que creían
estar frente a un milagro. Mientras desnuda, por la nave principal, yo recitaba
un poema de Lorca
Fue
una excelente interpretación, recién cumplía catorce años.
Después
de ese debut, no hubo colegio que me aceptase.
Por
unos meses, viajé con mis padres, pero no resulto. Mi presencia, arruinaba las
cenas después de la función y las largas charlas, regadas de buen vino, con los
pueblerinos, ansiosos, de estar cerca de
artistas famosos.
Fue
el tiempo, en que decidieron, dejarme al cuidado de tía Ana. Aun recuerdo las
recomendaciones que le dejaron.
-No
la pierdas de vista. Controlá, sus clases de teatro, baile, canto. Por si acaso, que aprenda corte y confección.
La
tía dijo a todo que si y
después del desayuno lo olvidó .No le aclaré que desayunaba vodka con jugo de
naranja .Dos gotas de jugo.
Aunque
no lo crea, concurrí a todas las clases.
A
los 16 años, me presenté a un Casting y comencé mi carrera de actriz. Las
películas porno, eran un buen negocio. De ellas me quedaron recuerdos
divertidos y créame, los actores, no son ceméntales descomunales y las escenas
son muy aburridas.
Como
pasaban los años y el éxito no llegaba, sumado a la repentina muerte de la tía Ana. Decidí vender
la casa, las joyas y con los ahorros de mis padres, que están muy bien cuidados
en la Casa del Teatro, decidí cambiar de vida.
Nada
me impedía comenzar de cero.
Disfruté
de la vida social del pueblo, bailes kermeses, juegos de cartas, con las damas
de la parroquia.
Me
respetaban .Dueña del primer hotel del pueblo. Una dama importante. Luego,
usted, comenzó a llevarme flores a la salida de la misa, me presentó a su mamá.
Todo
iba muy bien, hasta que llegaron esas momias, a representar< El conventillo
de la Paloma.> No veían a diez centímetros, pero me reconocieron. Las invité
a cenar. Todavía, no sé quien puso esa caja en la cocina. La última vez que la
use, fue con las ratitas del sótano, de tía Ana. Para colmo, el Investigador, que vino de la Capital, no estaba de humor
para escucharme.
Sin más y
disculpándome por mi silencio anterior, me despido con mi más sincero afecto.
Gracias por tu saludo de cumpleaños, me alegra verte amiga, es un estimulo, me da felicidad hacer estos cumple-homenajes a todos ustedes a quienes quiero mucho.
ResponderEliminarBesos grandes