El Pecado de existir
Por Dolores Fernández
Malala, entra en la cocina, llevándose por delante el bolso cargado de comestibles. El pelo revuelto, el maquillaje corrido formando surcos pegajosos y oscuros que terminaban en la boca amarga. Es domingo. No sale de su cuarto, permanecerá tirada en la cama, hasta que no queden vestigios de la pájara nocturna alcohol y otras yerbas. Hoy, domingo, la madre la levanta a los gritos
-¿Qué haces? A vos te hablo, anda a bañarte, oles a esa porquería que fumas.
-Ma
-Qué ma ni ma, viene tu hermano a comer.
¿Y?
-Tu cuñada se digno acompañarlo y no voy a pasar vergüenza.
-¿Por?
Que pregunta Si tu padre viviese. No, no digas nada el pobre, tomaba unas copas los domingos. Yo pecador me confieso…
Pero a vos ¿qué te falta? Te pegas a toda la basura
El agua arrastra la resaca, Malala va desapareciendo con los charcos oscuros.
El espejo la mira, impúdico, recorre la piel blanca e inocente cubierta de marcas. Es una niña doblegada. Es una mujer sometida, sus noches son violentas, ella provoca.
Yo pecador me confieso…
Le duele la vida
Su madre le duele.
No hace mucho, cuando no era Malala, le peinaba el pelo azabache, contaba historias de príncipes y princesas tristes, le prometía un futuro feliz.
¿Cuánto hace que no la abraza? Perdieron los abrazos, en el último adiós a la caja de madera con manijas de bronce.
La muerte se encargó de su padre y lo convirtió en santo, no le faltan velas, los primeros jazmines, son para su altar. Absuelto de culpa y cargo. Canonizado por una viuda cobarde.
Malala es la llaga que carcome la carne, la que se oculta detrás de la máscara.
Debe estar limpia y pura para el almuerzo en familia.
¿Familia?
El hermano contará sus logros, se asomara a la ventana, abrazará a su mujer, y con el brazo libre señalará el coche, rojo, rojo sangre, reluciente.
Se volverán apenas para mirarla, pequeña y frágil. Huérfana.
Preguntarán
-¿Para cuándo el título?
No esperarán respuesta, sus bocas devoraran, la carne tierna, sazonada. Se relamerán de gusto, olvidaran la pregunta. No esperaran respuesta.
Beberán vino después de apreciar el color y el bouquet.
Le duelen las entrañas, siente como desgarran su cuerpo. No esperará la noche para perderse en tenebrosos laberintos. Es culpable.
Tibia y roja atraviesa el espejo. Fría y blanca esperará la absolución.
Este es mi espacio.En él los espero.Cuentos y algo más...puede ser el puerto donde quieras desembarcar después de un día agitado una noche imsomne o simplemente, cuando quieras, que te cuente un cuento y algo más...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Entradas populares
-
La Sopa, el Verano, las Sombras El sol, cae a plomo. La Hermana Úrsula, arruga la cara, que seca con el antebrazo pálido. Tiene mano...
-
ODA VIRTUAL Por Dolores Fernández Duermes profundamente, tienes frío. Llegué tarde...
-
Dafne, nombre que en griego significa laurel, era una ninfa hija del dios-río Peneo que transcurre por la región de Tesalia. El dios Apolo...
-
Crónicas Desinformados Por Dolores Fernández 24-8-2011 Los medios nos desinforman ...
-
Allí estaba ,empujando las letras hasta el borde del papel dejando caer inertes las palabras.
-
Mañana de Domingo Dudo. Las mesitas de la acera me tientan. Los domingos por la mañana la Avenida está desierta. Algún viejo maniá...
Gracias por acompañar mis paso,s en esta isla de sueños
Unas veces me siento/ como pobre colina/ y otras como montaña de cumbres repetidas/ unas veces me siento /como un acantilado /y otras como un cielo /azul pero lejano...
De :Mario Benedetti
De :Mario Benedetti
No hay comentarios:
Publicar un comentario