domingo, 29 de mayo de 2011

De Todo Como en Botica...



Dafne, nombre que en griego significa laurel, era una ninfa hija del dios-río Peneo que transcurre por la región de Tesalia. El dios Apolo amaba a Dafne con una gran pasión pero la ninfa no le correspondía y le esquivaba. En una ocasión Apolo perseguía a Dafne y ésta huía hacia las montañas para evitarlo. Cuando el dios estaba a punto de alcanzarla, la joven dirigió una plegaria a su padre o bien a Zeus , suplicándole que la metamorfoseara para poder escapar al asedio del dios. Su petición fue escuchada y concedida, y al momento la joven comenzó a transformarse en un laurel. De sus pies iban saliendo raíces y sus extremidades se convertían en frondosas ramas del árbol que desde ese momento fue el consagrado al dios Apolo y pasó a representarlo.

Plasmar el mito más allá de las palabras parece una empresa imposible, pero el escultor ha logrado corporizar en el mármol la sensualidad de Dafne y el acoso apasionado de Apolo. A través de las palabras y la escultura podemos trasladarnos a un territorio mágico. Donde presentimos a través de las imágenes, la suave textura del cuerpo de Dafne y el contraste con la aspereza del árbol en que se está convirtiendo.
En la obra podemos ver a Apolo apoyándose sobre un sólo pie, en el instante en que ha logrado poner una de sus manos sobre la cintura, comienza a producirse la transformación de la joven. Apolo se da cuenta del fenómeno que se ha iniciado y, con un incipiente gesto de asombro, frena su mano derecha, mientras parece aflojar la fuerza de la izquierda; Dafne, al sentirse apresada se vuelve hacia él con la cabellera al vuelo y un gesto de horror, todavía sin haberse percatado de su propia mutación: Los dedos de sus manos se convierten en ramas y hojas, los de sus pies echan raíces que los atan al suelo, sus piernas y su sedoso vientre se convierten en un tronco del laurel que comienza a hacerla prisionera.

El cardenal Marffeo Barberini, para dar a la obra un sentido moralizante, redactó un epigrama: “Quisquis amans sequitur fugitivae gaudia formae / fronde manus implet baccas carpit amaras
(Aquel que enamorado persigue los gozos de las formas efímeras, llena sus manos con el rocío de las hojas y recoge frutos amargos).
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*Gian Lorenzo Bernini pintor, escultor y arquitecto fue el artista más destacado del barroco italiano: (7-12-1598*28-10-1680)
Fuentes:
*Mitología y Arte: Assela Alamillo y Emma Rodríguez Chamorro.
*Elena Ruiz Pardo: Historiadora de Arte.

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