domingo, 24 de junio de 2012


Por Dolores Fernández







Sírvete una taza de café.



La nube liberó al sol,

y creí estar despierta

libre de pesadillas pronta

a sentarme frente  la

mesa del bar aquel donde

inventamos el otoño.

Sírvete una taza de café

y acompáñame,

no te pongas los lentes

miremos a los otros como

eran en aquel tiempo.

Crujen las hojas

bajo los botines del barrendero,

es la venganza de cada día

ellas mueren bajo su poder.

Toma el café, recuerda

hablábamos del futuro,

que ya es pasado.

Emergen pesadillas,

y el sol volvió cenizas

al fénix de mis sueños.

El presente es verdugo,

y ya no tomas café


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