martes, 10 de septiembre de 2013

Ingrid Garbo



Querido Sr Humberto:
Esta carta, es para agradecerle, los momentos compartidos y para explicarle lo sucedido.
No sé si usted, habrá escuchado en el pueblo, que me establecí aquí, para olvidar mi pasado, suena a  letra de tango, pero es así.
Soy hija de un matrimonio de actores, que según los giros de la suerte, actuaban en el exterior, interior o barrios suburbanos. Mientras tanto, yo vivía en colegios y eso no me hacía muy feliz.
En cuanto me atreví, dejé volar mi imaginación, entonces mi permanencia en los internados, se volvió caótica. A los cinco años, mojaba las camas de mis compañeras y ataba los hábitos de las monjas.
Mis padres me llevaban un par de días, hasta que encontraban otro lugar donde estacionarme.
En una temporada, brillante para mis padres, fui pupila de un renombrado establecimiento. Harta de clausura, ropas oscuras y música sacra, decidí, dar mi primer espectáculo. Ante los asombrados ojos, de los feligreses, que creían estar frente a un milagro. Mientras desnuda, por la nave principal, yo recitaba un poema de Lorca
Fue una excelente interpretación, recién cumplía catorce años.
Después de ese debut, no hubo colegio que me aceptase.
Por unos meses, viajé con mis padres, pero no resulto. Mi presencia, arruinaba las cenas después de la función y las largas charlas, regadas de buen vino, con los pueblerinos,  ansiosos, de estar cerca de artistas famosos.
Fue el tiempo, en que decidieron, dejarme al cuidado de tía Ana. Aun recuerdo las recomendaciones que le dejaron.
-No la pierdas de vista. Controlá, sus clases de teatro, baile, canto.  Por si acaso, que aprenda corte y confección.
La tía  dijo a todo que  si  y después del desayuno lo olvidó .No le aclaré que desayunaba vodka con jugo de naranja .Dos gotas de jugo.
Aunque no lo crea, concurrí a todas las clases.
A los 16 años, me presenté a un Casting y comencé mi carrera de actriz. Las películas porno, eran un buen negocio. De ellas me quedaron recuerdos divertidos y créame, los actores, no son ceméntales descomunales y las escenas son muy aburridas.
Como pasaban los años y el éxito no llegaba, sumado a la  repentina muerte de la tía Ana. Decidí vender la casa, las joyas y con los ahorros de mis padres, que están muy bien cuidados en la Casa del Teatro, decidí cambiar de vida.
Nada me impedía comenzar de cero.
Disfruté de la vida social del pueblo, bailes kermeses, juegos de cartas, con las damas de la parroquia.
Me respetaban .Dueña del primer hotel del pueblo. Una dama importante. Luego, usted, comenzó a llevarme flores a la salida de la misa, me presentó a su mamá.
Todo iba muy bien, hasta que llegaron esas momias, a representar< El conventillo de la Paloma.> No veían a diez centímetros, pero me reconocieron. Las invité a cenar. Todavía, no sé quien puso esa caja en la cocina. La última vez que la use, fue con las ratitas del sótano, de tía Ana. Para colmo, el Investigador,  que vino de la Capital, no estaba de humor para escucharme.

Sin más y disculpándome por mi silencio anterior, me despido con mi más sincero afecto.

1 comentario:

  1. Gracias por tu saludo de cumpleaños, me alegra verte amiga, es un estimulo, me da felicidad hacer estos cumple-homenajes a todos ustedes a quienes quiero mucho.

    Besos grandes

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