jueves, 14 de noviembre de 2013


Guy de Maupassant,  Erotismo y Sensualidad

Desde joven perteneció al grupo literario que tenía como centro al reconocido novelista Gustave Flaubert, de quien era amigo, y de quien recibió su formación literaria. En 1880 publicó el cuento considerado uno de los mejores en su género: "Bola de Sebo". Luego realizó más de doscientos cuentos, entre ellos "Mademoiselle Fifí" de 1882 y "La Parure" en 1884. Fue uno de los más grandes escritores de la literatura francesa y universal.
Sus obras están escritas en un estilo sencillo, en dónde se transmite con realismo lo sórdido y cruel de la esencia humana. Esto se refleja tanto en sus relatos, y en sus seis novelas. En la narrativa de Guy de Maupassant se mezcla lo real, lo fantástico y el erotismo.
En el cuento “La Cabellera” el personaje nos conduce sutilmente a través del interés él tiene por las antigüedades al centro de la historia donde su locura queda al descubierto. Horror y sensualidad ligados a través de pasajes en el texto como los seleccionados para ejemplo:

   ¿Quién será la primera en llevarlo sobre su pecho, entre los tejidos tibios, mientras el corazón  del  reloj latía junto a su corazón de mujer?.
Nos distrae hasta que el erotismo se adueña del relato sin abandonar lo fantástico.

…Una plancha se deslizó y percibí, extendida sobre un fondo de terciopelo negro, una maravillosa cabellera de mujer. Sí, una cabellera: una enorme  trenza de cabellos rubios, casi pelirrojos, que debían de haber sido cortados junto a la piel y estaban atados por una cuerda de oro. Un perfume casi insensible, tan antiguo que  parecía ser el  alma de un  olor, se escapaba del  misterioso cajón y de la sorprendente reliquia. La cogí, despacio, casi religiosamente, y la saqué de su escondite.

El relato nos da un respiro, para luego situarnos en una historia apasionante;  es interesante comprobar como, sin una palabra tosca sin descripciones obscenas, nos enfrenta con la pasión incontrolable del personaje inmerso en su desvarío. El autor nos mantiene pendientes, despertando nuestra curiosidad. Es interesante seguir la trama no perder detalle y sorprendernos con los giros de la narración.

… Daba la vuelta a la llave del  armario  con  ese estremecimiento que  tenemos al abrir la puerta de nuestra amada, ya que sentía en las manos  como si  fuera un  ser viviente, escondido, prisionero; y la sentía y la deseaba otra vez; tenía de  nuevo la necesidad imperiosa  de  volver de palparla, de  excitarme  hasta el malestar con aquel contacto frío, escurridizo, irritante, enloquecedor, delicioso.

Los lectores esperan anhelantes y él, sorprende con un toque macabro,inesperado,a esta altura del cuento, ya no se duda, se sigue paso a paso al personaje perdido en la locura, sitiado en el frenesí de un amor macabro.

Me desperté con la sensación  de que  no me encontraba solo en mi habitación. Sin embargo, estaba solo. Pero no pude volver a  dormirme; y como me agitaba en una fiebre de insomnio, me levanté  para  ir a tocar la cabellera. Me pareció más  suave  que de costumbre, más animada. ¿Regresan los muertos? Los besos con que ella me excitaba me hacían desfallecer de felicidad; y me la llevé a mi cama, y me acosté, oprimiéndola contra mis labios, como una amante a la que poseer.

En la actualidad la línea que separa el erotismo y la pornografía es leve, tanto que muchas veces nos aleja de la lectura de autores contemporáneos que se exceden en descripciones innecesarias. Pocos son los que logran con una frase darle a la historia el toque que despierte el interés del lector y los lleve a continuar la lectura.
En el cuento “Las Caricias” Maupassant, acude a los versos de Musset:

Recuerdo aun el impetuoso espasmo, /los besos húmedos, los fogosos músculos,
la palidez, el apretar los dientes /de  aquel ser, todo absorto.
 Son instantes atroces, / si no fueran tan divinos
El autor nos conduce con levedad al centro de la historia, palabra a palabra cadenciosamente. Cabe preguntarse: ¿Quién puede suspender la lectura de sus cuentos?, Ellos incitan a vivir momentos placenteros y a dar vuelo a la fantasía,

Amemos la caricia sabrosa como amamos el vino que embriaga, la fruta en sazón que perfuma la boca, como todo lo que impregna de dicha nuestro cuerpo. Amemos la carne  porque es bella, porque es blanca y tersa, mórbida y suave, delicia de los labios y de las manos. De La Casa Tellier

La Casa Tellier, Una de las mejores obras según los críticos. En ella se describe una casa de citas y sus habitantes, Maupassant revela a los protagonistas desde espacios comunes: ni demasiado hermosos o pecadores.
“Idilio” Es otro ejemplo de la calidad de este escritor, Sus palabras nos pintan una historia diferente, los personajes una nodriza y un joven en busca de trabajo .No los une el amor ni una atracción del momento y sin embargo viven un intensa experiencia.
Veamos algunos fragmentos…

La mujer se fue desabrochando el vestido; la fuerte presión de sus senos apartaba la tela, dejando ver, entre los dos, por la abertura creciente, algo de la ropa blanca interior y un trozo de piel. No se puede respirar, de tanto calor como hace. -Desde ayer no he dado el pecho, y estoy mareada, como si fuera a desmayarme. Con sólo apretar encima, sale la leche como de una fuente.

Es un espectáculo curioso ya que con este anticipo, el lector espera ansioso  el resto de la narración. ¿A quien se le hubiese ocurrido teñir de sensualidad esta situación?

…Creo que me voy a morir. Y se  abrió completamente el corpiño con gesto inconsciente. Surgió a la vista el seno derecho, enorme, tenso, con su pezón moreno…
El joven, confuso, balbució: -Señora... Tal vez yo mismo... podría aliviarla.  …contestó con voz entrecortada: -Desde luego El joven se  arrodilló delante  de  ella, y la mujer se inclinó, poniéndole  en la boca, con gesto de  nodriza, su pezón moreno. Al coger lo entre sus dos manos para acercarlo al hombre, apareció en la punta una gota de leche. El joven se la bebió con avidez, cogiendo entre sus labios, como un niño recién nacido, aquella teta pesada, Y se puso a mamar glotonamente, con ritmo regular. Se había cogido a la cintura de la mujer con sus dos brazos y se la apretaba, para acercarla más; y bebía a tragos, lentamente, con movimiento del cuello igual al de los niños. La mujer había puesto sus dos manos encima de las espaldas del joven y respiraba profundamente, con felicidad.

De este modo, Maupenssant nos describe el entorno, los personajes y  con un toque maestro, nos crea la duda ¿Fue un idilio? El autor esparció pistas y nos indujo a reflexionar  sobre hechos que al comenzar la lectura  parecían banales. Dosificó. En  frases simples nos dio indicios. Nos distrajo, para  luego derrochar  sensualidad. Cada cuento de este autor, incluso aquellos catalogados como narrativa fantástica, se caracteriza por el vuelo sensual que acaricia la piel sin desnudarla.

Dice HAROLD BLOOM de este escritor
Maupassant es el mejor de los cuentistas realmente “populares”. Ser un artista de lo popular es en sí un logro extraordinario. Muchas de las simplicidades de Maupassant no son  sino lo que parecen ser, pero no por eso son superficiales. Maupassant había aprendido de su maestro Flaubert que "el talento es una prolongada paciencia" para ver lo que otros  tienden a pasar.
Se dice que en Maupassant "el acto sexual en sí deviene una forma de asesinato". El lector que acabe de disfrutar de "La casa Tellier" no estará muy de acuerdo. En el cuento es  difícil  resistir la exuberancia, y Maupassant nunca escribe con más entusiasmo que en "La casa Tellier". Hay calor, risas, sorpresa y hasta una especie de penetración  espiritual. La ironía de Maupassant es marcadamente  más benévola (aunque menos sutil) que la de su maestro Flaubert. Y el cuento es licencioso, no lascivo. ¿Por qué leer a Maupassant? En sus mejores momentos, atrapa como  pueden hacerlo muy pocos. Y es mucho lo que se puede recibir de su voz narrativa. No es el cuerno de la abundancia, pero complace a muchos y sirve de introducción a los difíciles   placeres  de narradores más sutiles. 

Bibliografía

♦Como leer y por qué. CÍRCULO DE LECTORES, 2000.
  

La casa Tellier y otros cuentos eróticos.

Maupassant Guy De. Alianza Editorial 2004

LIBROS - LA CASA TELLIER Y OTROS CUENTOS EROTICOS







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