martes, 24 de mayo de 2011

El Miedo, ese Animal Oscuro


Está oculto en mi estomago, desde allí sube a mi garganta, la oprime, enmudece mi voz. Me aterra.
Mi médico dice que es depresión posparto. ¿Se prolonga por un año?
La sensación se agudizó cuando retorné al trabajo y Julio, mi marido, decidió trasladar su consultorio a casa.
-Para que te quedes tranquila. Entre paciente y paciente, observo como cuidan a Agustina.
-Tranquila, es fácil decirlo.
-Estás celosa.
La risa le llena de lágrimas los ojos. Su mirada clara y su alegría, me enamoraron desdel momento en que tropezamos en los pasillos del hospital.
Debido a mi mala costumbre de caminar con la cabeza gacha, fui a parar a sus brazos y allí me quedé. Amada, protegida.
Él asegura que tengo celos de la niñera, que es voluptuosa y ella lo sabe. No son celos.
Yo tengo miedo, de algo oculto y oscuro. Vivo tensa como arco pronto a disparar una flecha. No tengo descanso.

Esta tarde, al llegar a casa, Agustina corría desnuda. Pequeña y rubia con mirada de cielo. Una muñeca frágil.
-¿Qué pasa querida?
-Está desnuda.
-Tiene un año .La bañé para ahorrarte trabajo. El Pediatra dice, que es bueno que se sienta libre, son unos minutos.
-Pueden verla
-Querida, no va a ser desnudista a los quince, por que hoy corra sin pañales.

El miedo vuelve, me acosa. Sólo quiero un descanso. Un respiro. Olvidar.

-No te levantes.
-Es el franco de la chica.
-No te preocupes, le doy la mamadera a Agustina y después la llevo a dar una vuelta. Mientras descansás.
Se marcharon, estoy tan sola sin ellos.
No quiero abrir los ojos. Ese antiguo olor me acecha. Escucho el jadeo animal.
Siempre lo escucho.

-Ya es hora de despertarse. Te voy a llevar al colegio. Vamos mi nenita, se hace tarde. Si no abrís los ojos, vienen las cosquillas.
El olor a tabaco lo anuncia, ahora su dedo recorrerá mi boca. No debo morderlo.
Me castigó por eso.
Me acurruco como un bicho bolita. No abro los ojos. Me acorrala la mirada oscura.
Me quema.
¿Donde estás mamá?
La barba es áspera, sus manos me humillan.
Mamá ¿Dónde estabas?


Mi familia regresa del parque. Se asustan de mi abrazo apretado. De mi llanto.
¿Como hablar de ese animal oscuro que me acecha?
Dolores Fernández

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