sábado, 8 de octubre de 2011

Historias Mínimas

Canchera

Atravesó el espejo y con un guiño,
se acomodó en el brazo del sillón.
Acarició mi hombro suavemente,
sus largos y descarnados dedos
dibujaron destinos voluptuosos,
dijo que no era oscuro el porvenir,
habló de viajes a remotas comarcas,
donde canta el silencio
Sus palabras lograron convencerme,
juró que sus rivales,
le hacían mala prensa.
Reconozco que al verla tan dispuesta,
me ilusionó la idea de partir.

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